Las mujeres fuertes
no se rinden, no se doblegan,
no dan su brazo a torcer.
Las mujeres fuertes
tienen en su mirada
muchas historias vividas,
muchos tropiezos sufridos,
muchas incertidumbres en el pasado,
pero aunque las lágrimas se asomen,
siempre seguirán siendo unas guerreras,
con la cabeza en alto, levantándose orgullosas
de saberse fuertes.
Las mujeres fuertes
les hacen frente a los obstáculos diarios
de la vida, en ocasiones con una lágrima,
pero siempre llevando la cabeza en alto...
Las mujeres fuertes
se saben bendecidas por una extraña fuerza,
Dios las protege, Dios las acompaña,
Dios lucha con ellas.
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