"Dos hombres, compartían la misma habitación de un hospital. A uno de ellos se le permitía sentarse por una hora cada tarde. Su cama estaba junto a la única ventana del cuarto. El otro hombre debía permanecer todo el tiempo en su cama, tendido sobre su espalda.
Ellos solían hablar por horas y horas. Hablaban acerca de sus familias, sus hogares, sus trabajos , sus vacaciones y todos sus recuerdos.
Cada tarde, el que podía sentarse , le describía a su compañero todo lo que veía desde la ventana, y el otro disfrutaba escuchándolo.
Se divisaba desde la ventana un hermoso lago, cisnes, personas nadando, niños jugando con sus pequeños barcos de papel, jóvenes enamorados caminando abrazados entre flores de todos los colores del arcoiris. El que describía se esmeraba con cada detalle, y el otro podía cerrar los ojos e imaginar tan bellas escenas.
Un día , tuvieron que trasladar a otra sala al hombre de la ventana, por lo que se despidieron, y el que quedó en el cuarto solicitó que lo cambien de cama. Al realizarse el cambio, lo primero que hizo el paciente fue incorporarse para disfrutar del maravilloso paisaje con sus propios ojos, pero al asomarse vio con asombro que lo único que había era una pared blanca.
Preguntó a la enfermera cuando habían levantado aquel muro tapando el paisaje, y ella le respondió que siempre había estado ahí. Él le contó con asombro de los maravillosos pasajes que le describía su compañero pero la enfermera le contestó que era ciego.
Entonces comprendió que su compañero lo había hecho para regalarle unos minutos de felicidad......."
*Una maravillosa historia de solidaridad, de compasión! Que lindo es cuando podemos dejar de pensar en nosotros y poder dedicarnos al dolor de los demás!
Si todos miráramos con esos ojos, el mundo sería un sitio mas agradable.
Quien ve con los ojos del corazón, ve más allá de lo que pueden ver los propios ojos.*
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